Y entonces encontré esta foto...
Qué fácil vuelven los recuerdos cuando no los tienes arrinconados. Es curioso cómo cambian las cosas con el pasar de los años. Hace casi tres años desde aquel viaje, que ahora parece más mágico aún. Releer los mails, las cartas, recordar momentos, ver nuevamente las fotos. Todo resulta en un cúmulo de circunstancias y amor desbordante. Hay muchísimas cosas que leo ahora y pienso "¡Pero qué egoísta fui!" sobre todo en la cuestión referente a la familia. Luego leo las cosas amistosas y digo "¡Pero qué niños éramos!" Ya saben de esas situaciones que ahora son un vórtice sin sentido y sobre todo sin importancia.
En el primer escrito, con este mismo título, me atreví a decir: "A veces los lugares se confunden entre brumas, esperando encontrar lo conocido y querido, y a la vez intentando escapar del pasado..." Hoy pienso lo mismo, sólo que con mayor convicción y menos drama.
Y entonces noto que lo único que realmente sigue allí son los sentimientos. Amo tener todavía el poder de cerrar los ojos y recuperar el sentir de un momento exacto. Luego me llamo a misma ingrata, y sé que es cierto. Me doy cuenta de que todavía hay muchas cosas que hacer, decir y explicar. Por otro lado, sé que ya no es necesario decir nada...
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